Avís important

Amb motiu de la refundació de la JCC (Joventut Comunista de Catalunya), fruit del procés d'unitat juvenil comunista protagonitzat per CJC-Joventut Comunista (Col·lectius de Joves Comunistes - Joventut Comunista) i JC (Joves Comunistes), així com per d'altres sectors i persones que es reclamen de l'ideal comunista, aquesta pàgina queda definitivament tancada.

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Reproduim un extret del missatge del Che Guevara, als nostres companys i companyes de la Joventut Comunista de Cuba ( UJC )



¿Qué debe ser un joven comunista?

20 de Octubre de 1962



Una de las tareas más gratas de un revolucionario, es ir observando en el transcurso de los años de Revolución cómo se van formando, decantando y fortaleciendo las instituciones que nacieron al inicio de la Revolución; cómo se convierten en verdaderas instituciones con fuerza, vigor y autoridad entre las masas, aquellas organizaciones que empezaron en pequeña escala con muchas dificultades, con muchas indecisiones, y se fueron transformando, mediante el trabajo diario y el contacto con las masas, en pujantes representaciones del movimiento revolucionario de hoy.



La Unión de Jóvenes Comunistas tiene casi los mismos años que nuestra Revolución, a través de los distintos nombres que tuviera, a través de las distintas formas de organización. Al principio fue una emanación del Ejército Rebelde. De allí quizás surgiera también su nombre. Era una organización ligada al ejército para iniciar a la juventud cubana en las tareas masivas de la defensa nacional, que era el problema más urgente y el que precisaba de una solución más rápida.



En el antiguo Departamento de Instrucción del Ejército Rebelde nacieron la Asociación de Jóvenes Rebeldes y las Milicias Nacionales Revolucionarias. Después adquirieron vida propia: esta última la de una pujante formación de pueblo armado, representante del pueblo armado y con categoría propia, fundida con nuestro ejército en las tareas de defensa. La otra, como una organización destinada a la superación política de la juventud cubana.



Después, cuando se fue consolidando la Revolución y pudimos ya plantearnos las tareas nuevas que se ven en el horizonte sugirió el compañero Fidel el cambio de nombre de esta organización. Un cambio de nombres que es toda una expresión de principios. La Unión de Jóvenes Comunistas, está directamente orientada hacia el futuro. Está vertebrada con vista al futuro luminoso de la sociedad socialista, después de atravesar el camino difícil en que estamos ahora de la construcción de una sociedad nueva, en el camino del afianzamiento total de la dictadura de clase, expresada a través de la sociedad socialista, para llegar finalmente a la sociedad sin clases, la sociedad perfecta, la sociedad que ustedes serán los encargados de construir, de orientar y de dirigir en el futuro. Para ello, la Unión de Jóvenes Comunistas alza sus símbolos, que son los símbolos de todo el pueblo de Cuba: el estudio, el trabajo y el fusil.



Y en sus medallones se muestran los de los más altos exponentes de la juventud cubana, muertos ambos trágicamente sin poder llegar a ver el resultado final de esta lucha en que todos estamos empeñados: Julio Antonio Mella y Camilo Cienfuegos.



En este segundo aniversario, en esta hora de construcción febril, de preparativos constantes para la defensa del país, de preparación técnica y tecnológica acelerada al máximo, debe plantearse siempre, y ante todo, el problema de qué es y qué debe ser la Unión de Jóvenes Comunistas.



La Unión de Jóvenes Comunistas tiene que definirse con una sola palabra: vanguardia. Ustedes, compañeros, deben ser la vanguardia de todos los movimientos. Los primeros en estar dispuestos para los sacrificios que la Revolución demande, cualquiera que sea la índole de esos sacrificios. Los primeros en el trabajo. Los primeros en el estudio.Los primeros en la defensa del país. Y plantearse esta tarea no sólo como la expresión total de la juventud de Cuba, no sólo como una tarea de grandes masas vertebradas en una institución, sino como las tareas diarias de cada uno de los integrantes de la Unión de Jóvenes Comunistas. Para ello, hay que plantearse tareas reales y concretas, tareas de trabajo cotidiano que no pueden admitir el más mínimo desmayo.



La tarea de la organización debe estar constantemente unida a todo el trabajo que se desarrolle en la Unión de Jóvenes Comunistas. La organización es la clave que permite atenazar las iniciativas que surgen de los líderes de la Revolución, las iniciativas que plantea en reiteradas oportunidades nuestro Primer Ministro, y las iniciativas que surgen del seno de la clase obrera, que deben transformarse también en directivas precisas, en ideas precisas para la acción subsiguiente.



Si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia, van cayendo en la rutina, van cayendo en el conformismo, y acaban por ser simplemente un recuerdo. Hago esta advertencia porque muchas veces en este corto y, sin embargo, tan rico período de nuestra Revolución, muchas grandes iniciativas han fracasado, han caído en el olvido por la falta del aparato organizativo necesario para poder sustentarlas y llevarlas a buen fin.



Al mismo tiempo, todos y cada uno de ustedes deben tener presente que ser joven comunista, pertenecer a la Unión de Jóvenes Comunistas, no es una gracia que alguien les concede, ni es una gracia que ustedes conceden al Estado o a la Revolución. Pertenecer a la Unión de Jóvenes Comunistas debe ser el más alto honor de un joven de la sociedad nueva. Debe ser un honor por el que luchen en cada momento de su existencia. Y, además, el honor de mantenerse y mantener en alto el nombre individual dentro del gran nombre de la Unión de Jóvenes Comunistas. Debe ser un empeño constante también.



En esta forma avanzaremos aún más rápidamente. Acostumbrándonos a pensar como masa, a actuar con las iniciativas que nos brinda la gran iniciativa de la masa obrera y las iniciativas de nuestros máximos dirigentes; y, al mismo tiempo, actuar siempre como individuos, permanentemente preocupados de nuestros propios actos, permanentemente preocupados de que nuestros actos no manchen nuestro nombre ni el nombre de la asociación a que pertenecemos.