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218 millones de niños trabajan actualmente en el mundo, de los que 126 millones lo hacen en condiciones peligrosas y 8,5 millones como esclavos, según el informe ’Rompamos las cadenas de la esclavitud infantil’ de Save the Children, presentado con motivo de la celebración este martes del Día Mundial Contra el Trabajo Infantil. Durante la presentación de este informe, la experta en trabajo infantil de Save the Children, Pepa Horno, ha explicado que estos 8,5 millones de niños que trabajan en condiciones de esclavitud están "atrapados en trabajos ilegales, degradantes y peligrosos que destruyen su infancia".



Entre las peores formas de esclavitud infantil ha destacado la trata infantil, "un crimen de bajo riesgo y altos beneficios que mueve anualmente 23.500 millones de euros", o la explotación sexual, negocio promovido por el turismo sexual del que son víctimas 1,8 millones de menores. Además, ha denunciado que "España es un país consumidor y productor de pornografía infantil, así como exportador de turistas sexuales".



En cuanto a los niños soldados, ha subrayado que actualmente existen 300.000 menores de 15 años relacionados con algún conflicto armado. "Y lo peor es que se les obliga a presenciar o participar en asesinatos en sus aldeas para que no puedan ni volver ni reinsertarse", ha asegurado. Del mismo modo, ha indicado que un millón de niños de todo el mundo trabaja en minas y canteras de oro y de diamantes. Horno ha apuntado que "el trabajo infantil aglutina una variedad multiforme que no admite respuestas unívocas, ni la prohibición total, ni la legalización total". Ha agregado que "por un lado les sirve para sobrevivir, y por otro les puede producir la muerte o ponerles en riesgo de sufrir maltrato físico o psicológico".



Esta organización mantiene que siempre que los menores trabajen debe de ser en unas condiciones dignas, en las que se garantice la seguridad y la higiene, cobrando un salario adecuado, y pudiendo compatibilizar su labor con la escuela. A la presentación del informe también ha acudido Juan Aladino Valdiviezo, líder del movimiento de Niños y Trabajadores en Perú, organización que agrupa a a más de 14.000 menores trabajadores. Valdiviezo ha relatado que ha trabajado desde los siete años en su país, "vendiendo artículos de limpieza, cargando maletas o como ayudante de cocina". "Trabajar no es castigo ni un destino fatal, sino una herramienta digna para salir adelante. Hay que luchar contra la explotación, no contra el trabajo infantil, ya que, sin él, la mayoría de menores del Sur no podríamos vestirnos, comer, ir a la escuela o jugar", ha afirmado. En este sentido, este joven ha defendido el trabajo infantil y ha criticado las teorías "abolicionistas" que se muestran a favor de que el niño no trabaje en ninguna situación, y ha planteado "una forma de trabajo digna, que hace al niño sentirse reconocido y valorado, además de hacerlo por necesidad". "Ser un niño trabajador es ser un chico que va madurando, pensando, consciente de lo que ocurre en su comunidad y país y que quiere aportar algo con su trabajo al desarrollo de su familia y nación", ha dicho.



AGRICULTURA Hoy se estableció en Ginebra una alianza de seis organismos, auspiciada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para combatir el trabajo infantil en la agricultura, que representa el 70% de las faenas realizadas por menores a nivel mundial. Además de la OIT, en la iniciativa participan la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola. Los otros son el Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias, la Federación Internacional de Productores Agrícolas y el Sindicato Internacional de Alimentos, Agricultura, Hoteles, Restaurantes, Abastecimiento, Tabaco y Asociaciones de Trabajadores Aliadas.



Se estima que más de 130 millones de niños de entre 5 y 14 años laboran en el sector agrícola, desempeñando tareas que incluyen desde el cultivo de alimentos y la recolección de frutas, hasta la cría y pastoreo de ganado.



El trabajo agrícola para los niños es muy peligroso ya que están expuestos a pesticidas, herramientas afiladas y temperaturas extremas.



Además, limita su acceso a la educación. Para las niñas, es muchas veces una carga doble porque también realizan tareas domésticas.



Benjamin Smith, oficial para América Latina del programa internacional para la erradicación del trabajo infantil de la OIT explicó que ésta debe ser un esfuerzo conjunto.



“No la puede lograr solamente una agencia. Es importante establecer redes y alianzas para movilizar y fortalecer el movimiento global”, dijo.



La nueva alianza promoverá la aplicación de las leyes sobre trabajo infantil en la agricultura y las oportunidades de empleo de los jóvenes en las zonas rurales. También fomentará la mejora de los medios de sustento en zonas rurales y la reducción de la brecha educacional.